Nueve elementos para la crianza positiva
Cuando escuchas a tu hijo hacer pataleta por no comerse las verduras o porque no quiere subirse al carro, el término ‘crianza positiva’ puede que te haga apretar los dientes y poner los ojos en blanco. Pero lo que no sabes es que la crianza positiva no se trata de ser perfecto, ni de estar todo el día animado o de tener el Instagram con las fotos más bonitas con tus hijos. Se trata de tener herramientas para el día a día, incluyendo los retos más grandes de la niñez de nuestros hijos. Esta crianza se caracteriza porque tanto tu hijo como tú son protagonistas y el diálogo y la socialización son factores claves para crear normas y construir valores familiares.
Existen nueve elementos fundamentales que promueven la crianza positiva:
- Piensa desde el punto de vista de tu hijo, especialmente en momentos difíciles. Todos queremos siempre mantener la calma y, para esto, recordar que la perspectiva de tu hijo es muy diferente a la tuya puede ayudar mucho. Por ejemplo, tu hijo puede estar frustrado porque no debe ponerse sus sandalias favoritas para salir cuando está haciendo mucho frío, entonces, mantén la calma y recuerda que es pequeño y todavía está aprendiendo.
- Celebra las fortalezas, habilidades y capacidades de aprendizaje que ha desarrollado tu hijo. Cada niño es único y se debe respetar su ritmo de aprendizaje. Puede que tu hijo sea un explorador que quiere involucrarse en todo o puede ser que tu hijo se esconda detrás de ti cuando conoce a alguien. Lo que realmente importa es que veas y acompañes los progresos y el crecimiento de tu hijo.
- Disfruta los momentos de conexión con tu hijo. Es fácil distraerse con el agite de la vida diaria como padre: lavar, limpiar, organizar, trabajar, entre otras. Recuerda hacer pausas y disfrutar los pequeños avances de tu hijo. Por ejemplo, cuando le abroches el cinturón del carro míralo a los ojos, cuando te esté mostrando algo nuevo sonríele o abrázalo cuando le leas un cuento. Esta es la magia que podemos encontrar cuando hacemos un poco de espacio en la rutina diaria para el amor y la creación de un vínculo seguro.
- Responde con interés y empatía ante las necesidades de tu hijo. Todos los niños comunican sus deseos y necesidades de manera diferente, por lo tanto, tomarte el tiempo de observar y entender al niño le hará sentirse importante y especial. Por ejemplo, tu hijo te puede dar a entender que necesita una siesta cuando te dice que le leas un cuento en la cama o también puede expresar estar sobre estimulado al hacer una pataleta en un centro comercial. Respondiendo tan empáticamente como sea posible en estos momentos, aseguras que tu pequeño obtenga lo que necesita de ti.
- Proporciona pautas y límites coherentes, basados en la edad de tu hijo. La crianza es una combinación entre afecto y establecimiento de límites, ya que todos los niños necesitan una guía para saber cómo comportarse. Mantener rutinas predecibles y establecer límites amables y firmes es clave en el proceso de crianza positiva. Adicionalmente, una recomendación a la hora de corregir, en caso de que se sobrepasen dichos límites, es agacharse a la altura del niño, hacer contacto visual, poner una mano en su hombro y hablarle. De este modo, es más probable que comprenda lo que ha hecho mal.
- Reconoce y regula tus propias emociones y comportamientos antes de reaccionar ante tu hijo. Esto puede sonar de sentido común, pero es más difícil de lo que crees. Como adultos y modelos a seguir, tenemos la capacidad de tomar aire y calmarnos antes de responder ante un mal comportamiento de nuestros hijos. Por el contrario, debido a que el cerebro de los niños aún se encuentra en desarrollo, ellos se dejan llevar fácilmente por sus emociones y controlarlas es un proceso de aprendizaje que empieza desde el modelamiento de sus padres.
- Comprende que la crianza puede ser estresante y los pasos equivocados hacen parte de ella. No siempre se puede mantener la calma y estar tranquilos todo el tiempo. Siempre habrá momentos en los que perdemos los estribos. Sin embargo, lo importante cuando esto sucede es pedir disculpas y poner las cosas en orden, ya que esto hace parte del establecimiento de relaciones y les enseña a los niños qué hacer cuando les suceda algo parecido.
- Trabaja para equilibrar tanto tus necesidades como las de tu hijo. ¡No te olvides de ti! Es muy fácil verse atrapado en las demandas de ser padre y olvidarse del cuidado propio. Planea descansos en el día, por ejemplo, dos minutos de respiración profunda podrían ayudar. Finalmente, presta atención a tus necesidades como socializar, dormir, hacer ejercicio o alimentarte de manera saludable.
- Busca ayuda, apoyo o información adicional sobre la crianza, si sientes necesitarla. Todos los padres eventualmente atraviesan momentos que representan un reto para la crianza de los hijos. No te avergüences de pedir ayuda a tus amigos familiares o, incluso, a profesionales. Todos los padres necesitan y merecen apoyo durante la crianza.
Ser padre es una maratón, no una carrera de velocidad. Siempre habrá errores y tropiezos, pero parte de la crianza positiva es reconocer cuándo las cosas no han salido bien y responder con amor para reparar el vínculo.
Referencias:
Aguirre, E. (2000). Socialización y prácticas de crianza. CES-Universidad Nacional de Colombia.
Capano, A. y Ubach, A. (2013). Estilos parentales, parentalidad positiva y formación de padres. Ciencias psicológicas, 7(1), 83-95
Kinister, K, MacLaughlin, S, & Parlakian, R (14 de Marzo de 2018) Nine elements that power positive parenting [mensaje en un blog].